Viajar es bueno para la salud. Numerosos estudios científicos han demostrados los beneficios físicos y psicológicos que nos produce explorar nuevos mundos. Nos hace más empáticos, amplia nuestras perspectivas, aumenta nuestros conocimientos…Encontrar ese lugar que está hecho para nosotros después de haberlo soñado y planificado durante los días previos nos hace felices. Cambiamos de vistas y nos alejamos de nuestra rutina pero la mayoría de la veces trasladamos nuestros malos hábitos a nuestro lugar de ¿descanso?.
Durante los meses de vacaciones (navidad) normalmente sometemos a nuestro cuerpo a semanas de excesos: comemos peor, bebemos más, pasamos largas jornadas fuera de casa, no respetamos las horas de descanso ni tenemos un sueño de calidad y seguimos enganchados al móvil, incluso más que durante el resto del año porque tenemos más tiempo libre. En definitiva, volvemos de las vacaciones con la sensación de estar más cansados y agotados. Sin hablar de la sensación de «malgasto» del dinero.
Como solución, las escapadas healthy surgen como una alternativa más saludable a los tradicionales y caprichos de viajes. Se llaman escapadas porque suelen ser períodos que comprenden un fin de semana o un puente (una duración media de dos a tres días) y suele ser salidas que se hacen a lo largo del año para desconectar del día a día y del estrés del trabajo. Sin duda, son una nueva tendencia que nos anima a estar motivados, lo que repercute en nuestra salud mental. Con las escapadas healthy no tenemos que esperar hasta las vacaciones de verano para tomarnos unos días de descanso.
En definitiva, pasamos del viajero hiperconectado que valora como algo imprescindible el wifi del hotel al turista super desconectado, aquel que deja el móvil en recepción y desconecta del mundo para conectar consigo mismo. Es lo que se denomina «Joy Of Missing Out” un término anglosajón que hace referencia a lo que los italianos ya describían como el “Dolce far niente”, el placer absoluto por no hacer nada. Se trata de que en estos días podamos combinar el equilibrio interior con el exterior, ralentizarnos para ser conscientes del aquí y ahora, cambiar nuestro enfoque y hacer cosas diferentes que no tenemos la oportunidad diariamente.
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