La Alfombra Roja, presente en cualquier evento que se precie, es sinónimo indiscutible de glamour. Y la de los Premios Goya, que comenzaron por 1987, no podía ser menos. Sin embargo, este trozo de tela tan preciado no siempre ha tenido el mismo significado.
Las primeras referencias que se encuentran datan de la antigua Grecia. En la obra teatral Agamenon, escrita por Esquilo. En ella se narra como Agamenón regresa desde Troya y como su mujer, Clitemnestra, lo recibió ofreciéndole un sendero rojo para que éste lo recorriera. Posteriormente, en el Renacimiento, la alfombra roja se hizo popular para representar la grandeza , ya fuera en tronos o representaciones sagradas. Posteriormente, y durante el siglo XIX, se generalizó su uso para recibir a jefes de estado y grandes personalidades.
No será hasta 1902 cuando la alfombra roja adquiera el significado que tiene en nuestros días. Este año, la compañía ferroviaria 20th Century Limited comenzó a recibir a los pasajeros que llegaban a la Estación Central de Nueva York con una gran alfombra roja. Posteriormente, en 1922, su uso se introduce en el mundo del espectáculo, utilizándose en el estreno de la película Robin Hood y finalmente, en 1961, tomó verdadera relevancia con la primera entrega de los Oscar.
En nuestro país, la alfombra roja ha ido evolucionando de la mano de los Premios Goya y no fue hasta 1999, año en que Penélope Cruz hizo su aparición con un espectacular Dior, cuando los posados en la alfombra roja tomaron relevancia en nuestro país.
El próximo mes de Febrero, en la 33 edición de los premios Goya, nuestra alfombra roja marcará otro hito en su historia, al desenrollarse por primera vez en Sevilla.