Nos encontramos en los meses más calurosos del año y los cuidados de tu recién nacido deben ser reforzados para evitar riesgos como un golpe de calor, deshidratación o picaduras de insectos.
Los recién nacidos no toman agua, ya que su hidratación depende de su alimentación y siempre debe ser a demanda. Si estás con lactancia materna, notarás que tu bebé pedirá pecho en más ocasiones. Ofrécele siempre que te pida, dependiendo de las necesidades de sed y hambre que tenga.
Cuando la temperatura es elevada, los recién nacidos no necesitan más ropa que los adultos, por lo que no le abrigues en exceso. Hay que evitar que sufran un golpe de calor, que es el principal riesgo en verano. Deberás estar pendiente de su temperatura, y si ésta es superior a los 38º, debes hidratarlo, darle un baño de agua siempre templada y acudir al pediatra lo antes posible.
Si hace mucho calor, es suficiente con que lleve un body o una prenda ligera de algodón o hilo, que son transpirable e hipoalergénicas. Hasta que no camine no es necesario que lleve zapatos. Además, te aconsejamos que lleves contigo una sabanita por si cambia la temperatura para poder taparlo.
La piel del recién nacido es muy delicada, por lo que debes usar solo productos adecuados a su edad. Cuidado con el sol, puedes proteger su piel con un protector solar específico para él.
En verano es época de mosquitos y de otros insectos. Algunas picaduras pueden ser peligrosas para los bebés. Protege su cuna y su carro con una mosquitera. Recuerda, en los meses de verano lo más importante es que tu bebé esté hidratado, no exponerlo directamente al sol y no abrigarle en exceso.