El perfume ha sido un imprescindible en la vida de los seres humanos, haciéndose presente a lo largo de la historia. Y es que los aromas de la naturaleza siempre nos han acompañado. Para entender un poco más acerca de ellos, tenemos que ser conscientes que los perfumes que se comercializan para uso personal, para los hogares o para los negocios, tienen diferentes notas que se perciben en distintos tiempos, es decir, el olor va evolucionando. Para representar estas tres percepciones, la de las notas de cabeza, de cuerpo y de base, se utiliza la tradicional pirámide olfativa, también conocida como círculo olfativo.
Aunque normalmente suelen destacarse menos de una docena en su descripción, un perfume puede tener más de doscientos ingredientes diferentes. Son composiciones complejas en las que cada nota cumple su función, unas son protagonistas, otras facilitan una transición, otras compensan el impacto de las que destacan demasiado para suavizarlo o, todo lo contrario, buscan potenciar esa nota que no suena tanto. Con un fin común, conseguir el equilibrio deseado es todo un arte al alcance de pocas narices privilegiadas. En ese ejercicio y ese equilibrio, las notas de salida, corazón y fondo son las artífices de que la fragancia vibre en diferentes “tempos” dentro de su sinfonía.
Las notas de salida son las más ligeras, las que antes se volatizan y las encargadas de despertar el sentido del olfato y dar una primera impresión. Son las notas que desprende el perfume durante los primeros 10/ 15 minutos, inmediatamente después de la aplicación. La carta de presentación del perfume, pues son las primeras notas que se perciben.
Las notas de corazón son más complejas y ricas en matices, conforman el alma de la fragancia. Son las encargadas de dotar al perfume de identidad, personalidad y carácter, haciéndolo único y diferenciándolo del resto. Las notas de corazón se perciben pasados los 15 primeros minutos y pueden llegar a perdurar en la piel hasta 6 horas. Suelen ser notas florales y afrutadas, entre otras.
Por último, las notas de fondo son las más tenaces y voluptuosas y son las responsables de poner el broche final al perfume. Es precisamente la labor de estas notas el dar cierta profundidad e intensidad a las fragancias. Suelen comenzar a manifestarse en nuestra piel transcurridas las 2 primeras horas tras la aplicación del perfume, dando lugar al aroma final y más duradero de la fragancia. Suelen ser notas amaderadas, ambaradas, almizcladas, musgos o algunas especias de gran intensidad.
En resumen, cada perfume es único y aunque la pirámide olfativa es una de las maneras habituales de describir las fases de una manera estructurada y secuencial, no son fases estancas. Aunque en cada etapa tengan predominancia ciertas notas, cada perfume contiene una composición compleja con todas ellas, que se perciben más o menos según evoluciona la fragancia.