Ser madre y continuar con el ritmo frenético termina pasando factura. La piel se resiente, y más con la llegada de la primavera.
El frío y las calefacciones normales del invierno dejan la piel reseca, deslucida y sin brillo así que no vamos a negarlo. Además, la sequedad y la irritación propia de esta época pueden jugarnos una mala pasada si no ponemos remedio a tiempo. Toca ponerse manos a la obra con esta rutina que te dejamos y que sin duda hará que el cambio de armario sea “más llevadero”.
Protégete de los rayos UVA
Con el buen tiempo, los planes cambian, nos apetece más vitamina D y planes al sol, con los peques. Eso sí, ¡cuidado! que el astro rey puede jugarte una mala pasada antes incluso de que llegue el verano. Así que protégete, evita los rayos de forma directa y empieza a coger ese tono de color que tanto nos gusta.
Hidratación por dentro y por fuera
El must have de cualquier época del año y más aún en primavera, hidrata tu piel. Mientras que en invierno, lo recomendable es utilizar cremas densas, en primavera lo mejor es optar por otras más ligeros. El resultado, ¡una piel fresca y reparada!
Y, al igual que nos ayudamos de hidratantes para cuidar nuestra piel por fuera, también es sumamente importante protegerla desde el interior. Beber dos litros de agua diarios y llevar una dieta sana y equilibrada serán imprescindibles no solo para tu rostro sino también para ir cogiendo una estupenda forma de cara a la ‘operación bikini’.
Exfolia una vez a la semana
En invierno producimos una gran cantidad de células muertas que es complicado deshacerse de ellas. Por eso, hay que ponerse manos a la obra y apostar por un exfoliante que repare tu rostro y le aporte esa dosis extra de nutrientes que tanto necesita. Y, por supuesto, ¡sin olvidarnos del cuerpo!